Joan Roig Ribas.
El área de enterramientos, de unos 140m2 de extensión, sumaba un total de 34 tumbas. Las distinguimos en tres tipologías según el ritual: incineraciones primarias (11 busta), secundarias (9) e inhumaciones (8 en cista y 6 en fosa simple). La necrópolis se encontraba contigua, en su vertiente este, a un antiguo camino que separaba sus dos áreas funcionales: la sepulcral y la crematoria. Así, al lado oeste del camino, se detectaron hasta 4 ustrina: emplazamientos donde se realizaban las cremaciones para llevar posteriormente los restos incinerados del finado al área sepulcral; asociamos, pues, estas estructuras a las tumbas de deposición secundaria.
El abanico cronológico parece prolongarse durante tres o cuatro centurias. Desde inicios del s. I o cambio de Era con respecto a los enterramientos en busta (aunque es muy probable que esta fase se extendiera durante todo el I dC), s. II dC para las incineraciones secundarias y ustrina y ss. III y IV dC para las inhumaciones. Siguiendo este proceso diacrónico, la necrópolis se extendió desde su fase más primitiva de los busta, en el extremo oeste del cementerio y anexos al camino, hasta la más tardía de las inhumaciones en el límite este.
Supeditando la descripción de los elementos en cuestión a esta taxonomía, a continuación haremos una exposición desglosada de las tumbas estableciendo sus sincronías y diacronías en el marco de un contexto temporal, elaborado desde sus relaciones físicas y los vestigios de cultura material resultantes.
1. Enterramientos en busta: cambio de Era y siglo I dC.
El origen etimológico del término bustum proviene de un acrónimo de la expresión latina bonus ustrum, que vendría a significar buena cremación. Bajo esta voz designamos aquellas incineraciones que podríamos denominar de deposición primaria, es decir, tumbas donde no se realiza un traslado de las cenizas y restos óseos calcinados, sino que el sepulcro se construye in situ. Obedeciendo a este parámetro tipológico encontramos hasta 11 tumbas que corresponden a los números: T-7, 11, 12, 13, 16, 17, 21, 23, 24, 31 y 34.
2. Incineraciones secundarias y ustrina: s. II dC.
Con esta tipología nos referimos a deposiciones de cenizas, normalmente en fosas simples y con tendencia antropomórfica, posteriores a su incineración primaria en ustrinum. La fase englobaba un total de 9 tumbas: T-2, 14, 15, 18, 19, 20, 29, 30 y 32. Se les asociaron 4 ustrina o crematorios: E-30, 34, 56 y 58.
3. Inhumaciones en cista y fosa simple: ss. III-IV dC.
Esta fase ritual de la necrópolis englobaba un total de 14 tumbas: 8 eran en cista (T-1, 3, 5, 8, 9, 25, 26 y 27) y 6 en fosa simple (T-4, 6, 10, 22, 28 y 33). Se contabilizaron un total de 4 cenotafios: T-9, 22, 28 y 33. Pero hay que matizar que con este vocablo de origen griego nos queremos referir a su acepción puramente etimológica, a saber: Keno= vacía y thapos= tumba, es decir, aquellos enterramientos que no albergan restos del finado. No podemos otorgarles una significación de monumento funerario en honor a unos restos desaparecidas y/o irrecuperables, ya que la desaparición del esqueleto puede ser debida a factores y causas diversas: por ejemplo a un pH (pondus Hydrogenii o potentia Hydrogenii) altamente ácido de la tierra combinado seguramente con la debilidad de los huesos todavía bajos en calcio de los individuos infantiles (como fue posiblemente los casos de T-22 y 33); el traslado del individuo a un osario; su expolio ... Todas ellas son contingencias que, a día de hoy, son difícilmente escrutables.
Fotografía general de la necrópolis.
Planimetría.
Supeditando la descripción de los elementos en cuestión a esta taxonomía, a continuación haremos una exposición desglosada de las tumbas estableciendo sus sincronías y diacronías en el marco de un contexto temporal, elaborado desde sus relaciones físicas y los vestigios de cultura material resultantes.
1. Enterramientos en busta: cambio de Era y siglo I dC.
El origen etimológico del término bustum proviene de un acrónimo de la expresión latina bonus ustrum, que vendría a significar buena cremación. Bajo esta voz designamos aquellas incineraciones que podríamos denominar de deposición primaria, es decir, tumbas donde no se realiza un traslado de las cenizas y restos óseos calcinados, sino que el sepulcro se construye in situ. Obedeciendo a este parámetro tipológico encontramos hasta 11 tumbas que corresponden a los números: T-7, 11, 12, 13, 16, 17, 21, 23, 24, 31 y 34.
Bustum T-16.
Bustum T-23.
Ajuar de ungüentarios de T-23.
Bustum T-24.
Ajuar de ungüentarios de T-24.
Bustum T-34.
Detalle del ajuar de T-34.
Ajuar de T-34 después de su reconstrucción.
Con esta tipología nos referimos a deposiciones de cenizas, normalmente en fosas simples y con tendencia antropomórfica, posteriores a su incineración primaria en ustrinum. La fase englobaba un total de 9 tumbas: T-2, 14, 15, 18, 19, 20, 29, 30 y 32. Se les asociaron 4 ustrina o crematorios: E-30, 34, 56 y 58.
Incineración secundaria T-2.
Hayes 197 utilizada como urna en T-2.
Hayes 197 después de su reconstrucción.
Ustrinum E-34.
3. Inhumaciones en cista y fosa simple: ss. III-IV dC.
Esta fase ritual de la necrópolis englobaba un total de 14 tumbas: 8 eran en cista (T-1, 3, 5, 8, 9, 25, 26 y 27) y 6 en fosa simple (T-4, 6, 10, 22, 28 y 33). Se contabilizaron un total de 4 cenotafios: T-9, 22, 28 y 33. Pero hay que matizar que con este vocablo de origen griego nos queremos referir a su acepción puramente etimológica, a saber: Keno= vacía y thapos= tumba, es decir, aquellos enterramientos que no albergan restos del finado. No podemos otorgarles una significación de monumento funerario en honor a unos restos desaparecidas y/o irrecuperables, ya que la desaparición del esqueleto puede ser debida a factores y causas diversas: por ejemplo a un pH (pondus Hydrogenii o potentia Hydrogenii) altamente ácido de la tierra combinado seguramente con la debilidad de los huesos todavía bajos en calcio de los individuos infantiles (como fue posiblemente los casos de T-22 y 33); el traslado del individuo a un osario; su expolio ... Todas ellas son contingencias que, a día de hoy, son difícilmente escrutables.
T-1.
T-4.
T-8.
T-25
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