Arqueología en campo de intervenciones recientes en la isla de Ibiza.
viernes, 2 de octubre de 2015
domingo, 21 de junio de 2015
sábado, 20 de junio de 2015
jueves, 21 de mayo de 2015
El Pla de Sant Jordi en el siglo VII dC: una revisión del estado de la cuestión.
"Uno se vuelve depravado porque otros han sido bribones y crueles"
Voltaire, Tratado sobre la tolerancia
Empezando por la controversia que conlleva el hecho de verme obligado a publicar aquí lo que se censura en el ámbito oficial, bajo el socorrido eufemismo de acusarme de un tono irónico y sarcástico para fiscalizar y censurar mi opinión sobre ciertas hipótesis de algunos "popes" de la UAB que se cimientan en la nada, debo decir que me irrita profundamente que se quiera defenestrar el debate científico (que sobre la materia de este artículo mantendría con cualquiera de ellos) para salvaguardar sus vanidades: como si el particular conllevara el descrédito de toda su carrera profesional. El tribunal inquisidor en este caso es el constituido por la Organización de las VI Jornadas de Arqueología de las Islas Baleares celebradas a finales de Octubre de 2014 (los honorables Mateu Riera Rullan y Glenda Graziani Echávarri). En definitiva, mentes mediocres que se aferran al "argumentum ad ignorantiam": pero nosotros seguiremos sosteniendo, a viva voz y para evitar el entumecimiento cerebral (al cual Mateu Riera nos invita con el colapso del 693, vide infra), que la ausencia de evidencia no presupone la evidencia de ausencia.
Fig. 12. Sector este del yacimiento donde se pueden ver el pozo y la estancia E-1 (Foto: Jonathan Castro).
El papel de Ibiza, clave en la conexión comercial de África con el Levante peninsular y las Islas Baleares, también aseguró la exportación de los productos autóctonos durante la Antigüedad Tardía. Así lo confirman los siguientes hallazgos:
Viendo que el artículo tiene una validez científica evidente lo expongo aquí porque se le niega cualquiera otra vía, por cuestiones que tienen que ver más con personalismos y, sobre todo, con clientelismos que se retroalimentan en un interés exacerbado por implementar sus egos, por otro lado, poco honestos con la arqueología (vamos, puro onanismo endogámico). En la arqueología hay pocos jefes de filas y sí muchos gregarios. Seguramente me equivoco en muchas de las apreciaciones hechas en el artículo, no soy infalible, pero la gran mayoría de ellas se basan en hallazgos arqueológicos no en meras conjeturas y presunciones. A partir de aquí, lo que debemos hacer es seguir construyendo. Por cierto, emplazo a Glenda Graziani a que aporte su opinión en algún artículo, porque aún no se le conoce tesis sobre ningún punto en particular, aunque dice que la tiene sobre el artículo que nos ocupa. Bueno será interesante ver sus futuras publicaciones, puede que redunden en ésta. Les sugiero, a estos acólitos, si me lo permiten, alguna lectura, porque veo que poseen alguna predilección por los aspectos especulativos del pensamiento (en campos del conocimiento, como la arqueología, donde cada vez deberían ser más residuales):
" El secreto del engaño que conviene al mundo que quiere ser engañado consiste en parte en formar una camarilla con todo lo que lleva consigo, afiliarse a una u otra de esas sociedades para la admiración mutua, cuyos miembros se apoyan unos a otros con la lengua y con la pluma en persecución de beneficios mundanos". (Sören Kierkegaard, Mi punto de Vista).
"Varias personas, que en Francia se llaman devotas, dijeron en voz alta que más valía aplicar la rueda a un viejo calvinista inocente que exponer ocho consejeros del Languedoc a admitir que se habían equivocado" (Voltaire, Tratado sobre la Tolerancia).
Bueno, siento decirles que ahí no me encontrarán, y que desde este, mi lugar, mi pequeño rincón, mi punto de vista... seguiré incordiándoles mientras sigan negando la validez de las opiniones personales y comprometidas en beneficio de una muchedumbre pseudointelectual, abstracta, acorralada y enrocada. Los ingenuos aún seguimos pensando que el debate, y su enriquecimiento, está por encima de egos. Ellos seguirán concediendo mayor relevancia, por ejemplo, al hallazgo de un fragmento de ánfora tardía, sin contexto estratigráfico, con un grafito islámico post coctionem; ¿éste tiene mayor ponderación científica que el artículo que expongo a continuación? Por favor, un poco de pudor. Espero al menos que dicha publicación sirva para la vanidad de sus autores (Antoni Ferrer Abárzuza y Glenda Graziani) porque para poca cosa más será útil. La camaradería convierte ciertos hallazgos, que no merecerían más que una nota, en una constante cacofonía de despapuchos a lo largo de páginas que, atendiendo al origen epistemológico del tema (es decir, la arqueología), más bien hubieran merecido permanecer en blanco, y al final, por su futilidad, se han convertido en "blanco sobre blanco".
Siento ofender a algunas personas, y pido disculpas por anticipado, pero su grado de ofensa es personal y subjetivo, y seguramente directamente proporcional a su endiosamiento; aquí se exponen ideas en su estado bruto, sin la pulcritud de un formalismo tan falso a veces en sus supuestos teóricos como en su fútil protocolo. También quiero advertirles de que su agravio es, igualmente, en justa conveniencia al que ellos infligieron en su momento, aquí nada es gratuito, y seguro que tampoco se extrañan, o no deberían, de mancillarse con el lodo de sus polvos.
Algún día, si poseo la paciencia, y conservo el espíritu negligente, prometo publicar la versión extendida de este artículo, más "depravada" si cabe, para que algunos de la pedantería timorata rechinen de dientes, porque saben que lo que expongo tiene mayor solidez que algunos de sus argumentos (no por inteligencia sino por datos y honestidad en su exposición), pero peor aún para sus egos es que ven y saben que no son pocos los que me leen.
1. Introducción
El debate del dominio político sobre las Pitiusas entre la caída de la Carthago Spartaria bizantina (625) y la conquista musulmana del siglo X no está resuelto. Hasta la fecha parece ser que ha habido cierto consenso en otorgarles una supeditación política a Bizancio, aquí expondremos la debilidad de estos argumentos y la necesidad de una revisión más rigurosa.
Dentro de este período, definido como oscuro, tenemos una cita bibliográfica ambigua (Macabich, 1965: 36):
"... Ya en los últimos tiempos del reino godo, tal vez con Égica y Witiza (años 682-712), vencida por Teodomiro, no lejos de nuestras costas, la escuadra de Bizancio (cuyas tropas habían sido arrojadas de la península en el 621), pudo unírsele nuestra isla, cual parece indicar un anillo de oro visigótico...".
Este hito histórico proviene del Cronicón Pacense XXXVIII: "Sed etiam (Theudimer), qui sub Egica et Witiza Gothorum Regibus in Graecos qui aequorea navalique descenderant sua in patria de palma vitoriae reportaverat". El conde visigodo Teodomiro reinó sobre un territorio que más o menos debía ocupar el área de las actuales Murcia y Alicante (cora de Tudmir). Más adelante I. Macabich (1965, 37, n. Nº 34) no descarta un posible dominio transitorio visigótico:
"... Cabe suponer que en ese breve intervalo se rindiese Ibiza a los visigodos, y que en realidad fuese a la sazón obispo de la isla Vifredo ... ".
Para Riera Frau (2004, 429) la embajada balear (sólo con representantes de Mallorca y Menorca) que se presentó ante Carlomagno para pedirle ayuda contra los ataques de los mauris et sarracenis denota "... la lejanía del Estado bizantino ... ".
Hay que remarcar que cuando se habla de pertenencia política a Bizancio no se debería hacer referencia a una élite dirigente independiente con ascendente cultural bizantino, sino a una subordinación en la elección de los "funcionarios". El primer caso es una pervivencia cultural (recesiva, seguramente). El segundo, la dependencia política, al menos en cuanto a las Pitiusas, aún permanece sin datos fehacientes.
Otra teoría historiográfica que intentaremos cuestionar en este boceto es el supuesto despoblamiento drástico de las Pitiusas desde el siglo VII. Esta teoría se basa en la ausencia de las Pitiusas en el pacto de vasallaje que Mallorca y Menorca firman con los musulmanes en el 706 (86 H). Según Kirchner (2002) el hecho de que no aparezcan las Pitiusas en este documento se debe a su poca relevancia demográfica, pero afirma que debieron correr la misma suerte. Este argumento entra en contradicción, si se hace una lectura literal sin especulación, con el documento musulmán más antiguo que poseemos, Ibn Jayyât (Tarija: 400), y que le debemos a J. Lirola (1993, 71), donde se especifica que la expedición de conquista se dirige únicamente contra dos islas entre Sicilia y Al-Andalus: Mallorca y Menorca.
Otros como Ernest Prats introducen otra variable: "... la expedición no afectó a Ibiza y Formentera" (Prats García 2007, 3). ¿Por qué no? Seguramente porque contaban con un régimen político-administrativo diferente: musulmán o no.
Además, para el siglo VII, e incluso para el VIII, hay evidencias arqueológicas de actividad comercial con el Levante peninsular y Baleares. Para afirmar esto sólo hace falta consultar los artículos de A. Ribera y M. Rosselló (2012) sobre las producciones ebusitanas del siglo VII dC encontradas en Valencia; o de Riera et al. (2012) sobre las excavaciones en Son Peretó (Manacor) para las exportaciones a Mallorca. Pero algunos siguen reafirmándose en las tesis del despoblamiento progresivo y/o el poco creíble colapso a raíz del 693:
"... En (...) las Pitiusas se ha llegado a contemplar la posibilidad del abandono general de las islas a finales del siglo VII o principios del VIII al no existir ni el más mínimo indicio ni literario ni arqueológico de ocupación, al menos durante el siglo VIII ... ". (De Nicolás y Moll, 2011).
El texto está extraído, casi literalmente, de una publicación de Joan Ramon (2005, 495), pero ésta termina con una frase que invita a futuras investigaciones: "Sobre todo esto, evidentemente, habrá que insistir en el futuro" (Ramon 2005, 495). Pero algunos parecen empecinados en poner punto final a dos siglos de la historia de las Pitiusas.
También deberíamos ser más prudentes cuando afirmamos que: "Si bien no se puede asegurar que en el 707 la flota islámica atacara las Pitiusas, sí podemos decir que alrededor de esa fecha hay muestras de la existencia de poblamiento musulmán en la isla de Ibiza "(Prats García 2007, 3). Ernest Prats para fundamentar esta hipótesis se basa, por ejemplo, en un enterramiento con ritual musulmán del Hort des Llimoners que el C14 situó en el siglo VI dC (Ramon 2005, 490). Joan Ramon afirma que esta fecha es demasiado baja como para relacionarla con "... las olas invasoras del inicio del siglo VIII". En todo caso, su baja relevancia dentro de las necrópolis revela que podría tratarse de un contingente residual e incluso de origen exógeno (comerciantes, mercenarios, prisioneros, ...).
2. Los yacimientos
Los tres yacimientos se ubican en el pla de Sant Jordi de ses Salines, parroquia situada al sur de la isla (figs. 1 y 2) y perteneciente al municipio de Sant Josep de sa Talaia.
Fig. 1. Localización de los yacimientos del pla de Sant Jordi.
Fig. 2. Los yacimientos que estudiaremos en el presente trabajo.
2.1. Can Pere Arabí
El yacimiento se localizaba en la venda de cas Costes. Sus coordenadas UTM eran: x = 360.950 / y = 4.305.625. Se encontraba a unos 174 m al SO de can Servent, unos 373 m al NE de can Talaies y a unos 912 metros de distancia, dirección SE, de la línea actual de costa (Platja d'en Bossa). Contaba con varias fases cronológicas, pero en cuatro estancias se diagnosticó una amortización tpq en las postrimerías del siglo VII dC e inicios del VIII. Estos ámbitos se ubicaban en el sector este (fig. 3): A-I, A-II, A-III y A-IV. Además, se adscribían también a esta cronología: 2 vertederos (UUEE 33 y 110), 3 pozos (UUEE 25, 125 y 127) y una necrópolis de 5 tumbas en cista (figs. 4-6).
Fig. 3. Planimetría de Can Pere Arabí (las notas hacen referencia a elementos datados en el siglo VII dC).
Los materiales cerámicos de los niveles de amortización del yacimiento nos dotaron de un conjunto que Joan Ramon (Ramon 2008, 574), autor de su sistematización, ubica en un período avanzado del siglo VII dC: formas RE-0103, RE-0314b y RE-0206c. Así, por ejemplo, en la unidad UE-30 = 31, que colmataba las estancias A-I, II y III, el abanico de cerámicas que se adscriben al siglo VII dC es bastante abundante. Destacaremos las ánforas RE-0103 de las cuales se identificaron 1 borde, 5 asas y un pivote (NMI = 3).
La UE-52 era un nivel de derrumbe del muro UE-45 en el exterior de A-II. Se apoyaba en la cara externa de dicho muro en la esquina con UE-328. Entre la cerámica resaltaremos la aparición de un fragmento de borde y otro de borde y asa de ánfora RE-0103; 1 borde y 3 asas de jarra RE-0206 y un fragmento de borde no diferenciado y con asa de mamelón de olla (similis Ramon 1986, 39, fig. 15, 8).
La UE-33 era un vertedero de ánforas, principalmente de RE-0103, situado en el extremo este del yacimiento. De las RE-0103b se localizaron 12 fragmentos de bordes, 14 de asas y 7 pivotes (NMI = 7) (fig. 4).
Fig. 4. Ánforas RE-0103b de la UE-33.
El vertedero UE-110 destacó, sobre todo, por la gran abundancia de vajilla de mesa TSA D del tipo Hayes 99c: se encontraron 2 cuencos completos, 5 fragmentos de bordes y una base (NMI = 3) (fig. 5) .
Fig. 5. Formas Hayes 99c aparecidas en el interior de UE-110.
Proliferaban también en el yacimiento las cerámicas de cocina (fig. 6). Parecen pertenecer, mayoritariamente, a la Fc 1.1 (Cau, 1999): caracterizada por una matriz de color anaranjado-rojiza con fragmentos abundantes de roca metamórfica: filita. La gran cantidad de este tipo de cerámicas aparecidas en contextos tardorromana y bizantinos de Cartagena, sugiere un origen en la propia ciudad o en un área cercana (Laiz y Ruiz 1988). Este grupo filítico se denomina también tipo 1 de Cartagena (Laiz y Ruiz 1988, 273, fig. 3; Ramallo et al. 1996). Las de can Pere Arabí, contextualizadas con las formas RE-0206c y RE-0314b, se pueden fechar tpq en el 650.
Fig. 6. Cerámicas de cocina del pozo UE-125.
El abanico cerámico encontrado en el relleno del pozo UE-127 (UE-128) fue muy paradigmático de la cronología apuntada para el resto del yacimiento. Entre la producción local: 2 bordes, 4 asas y 3 pivotes de ánfora RE-0103b (NMI = 3); 3 asas de jarra RE-0206c (NMI = 2) (fig. 12); 2 fragmentos de cuello y asa de jarro RE-0314b (NMI = 2) (fig. 7); 5 asas horizontales de mortero RE-0902 (NMI = 3) y 4 bases de mortero RE-0812 (NMI = 4) (Fig. 8).
Fig. 7. Jarros/as RE-0206c (21549/128/121) y RE-0314b (21549/128/27 y 29) UE-128.
Fig. 8. Morteros del pozo UE-127.
Entre los metales destacaremos la aparición de una hebilla en la tumba T-5 (fig. 9). Es similar a las encontradas en el teatro romano de Cartagena y agrupadas en los niveles II-III según la sistematización tipocronològica de G. Ripoll (1998). Poseen un aro ovalado y una aguja escutiforme. Tienen una difícil adscripción cultural, ya que a pesar de aparecer en ámbitos bizantinos, también se han detectado, aunque en un número reducido, en la toréutica visigoda de las necrópolis de El Carpio de Tajo (Ripoll 1993-94, 196, fig. 2) y de Pamplona (Mezquíriz 1965, 66, lám. II, 1).
Fig. 9. Hebilla del interior de la T-5 (Foto: Sergi Moreno).
Parece que el abandono del asentamiento rural de can Pere Arabí se produjo a finales del siglo VII o incluso a inicios del VIII. La abundancia de ánforas RE-0103, e incluso de las RE-0314 = Keay 79, destinadas a la exportación de algún producto que a día de hoy todavía desconocemos, nos hace pensar en una explotación de los recursos del pla más allá de una economía autárquica.
2.2. Can Talaies
El yacimiento se encontraba a unos 360 metros de distancia al SE de Can Pere Arabí. Sus coordenadas UTM eran: x = 360.580 / y = 4.305.500. No se observó en can Talaies una reocupación o reforma de espacios habitacionales anteriores, se trataba de edificios construidos y amortizados durante este periodo (V-VII dC) (Fig. 10).
Fig. 10. Planimetría del yacimiento de can Talaies.
Entre los hallazgos de esta fase podemos resaltar que una de las estancias presentaba una interpretación funcional más nítida. Consistía en una sala de prensado para la producción de aceite de oliva, a la que denominamos E-2 (Fig. 11). Se documentó la cimentación que habría sujetado la viga de la prensa de tipo prelum. Pero el elemento definitivo que sirvió para interpretar la funcionalidad del espacio de la E-2 fue el lacum de decantación de aceite UE-38 situado en la esquina O de la estancia.
Fig. 11. Fotografía general del yacimiento. En primer plano se puede observar la sala de prensado y el lacum. A la izquierda tenemos un horno cerámico (Foto: Jonathan Castro).
A escasos 0,4 m en dirección O del muro UE-16 que cerraba el perímetro de la sala de prensa, se documentó un horno cerámico de planta piriforme (vide supra, fig. 11).
En la zona E se detectaron dos estructuras de interés: un pozo de agua con paramentos de sillares de arenisca y una posible cocina de planta circular con un hornillo (fig. 12). El pozo consistía en una fosa excavada en el nivel natural UE-27 hasta el nivel freático y con la posterior edificación de los cuatro muros. Los paramentos del pozo UE-75 aparecen construidos con sillares arenosos enteros y fragmentados, grandes bloques de piedra caliza sin trabajar y guijarros de gran calibre dispuestos en hiladas con mortero de barro. En la fosa del pozo, momento fundacional de la estructura, la forma más representativa detectada fue un fragmento de base de pátera Hayes 61 de TSA D datada en el siglo V dC. La segunda estructura, definida como estancia E-1, ocupaba prácticamente todo el área marcada por la fosa UE-122. El espacio interior parecía distribuido mediante un muro de planta semicircular (UE-7) que conservaba una estructura adosada, interpretada como posible hornillo, formada por tres grandes losas de piedra arenisca imbricadas y cerrando un espacio cuadrangular.
El análisis de la cerámica aportó un abanico importante de producciones propias del "siglo VII avanzado", especialmente en el estrato UE-14 = 126. Se trataba de un nivel que colmataba el sector central de la gran fosa UE-122, llegando a tener una potencia máxima de 0,55 m. Se encontraron del tipo anfórico RE-0103 hasta 21 bordes, 34 asas y 9 pivotes (NMI = 17) (fig. 13); de la jarra RE-0206b 1 borde y 2 asas; 1 asa de jarra RE-0204b; y, por último, el mortero RE-0812b estaba representado con 1 borde y 3 bases. Entre las importaciones destacaremos 1 borde pátera TSA D del tipo Hayes 104B; poseía una reparación hecha con una grapa de plomo, lo que podría denotar una utilización prolongada de la pieza (Fig. 14).
Fig. 13. Formas de la ánfora RE-0103 encontradas en la UE-14 = 126.
Fig. 14. Borde de TSA D tipo Hayes 104B con reparación (Foto: Jonathan Castro).
La siguiente pieza de la que hablaremos es un curioso vaso troncocónico de piedra. Fue encontrado en el interior de la UE-14. Parece que podría tratarse de un recipiente de pietra ollare: producción de los Alpes y la zona de Liguria. Las exportaciones provenían, en su mayoría, de los Alpes Occidentales (Valle de Aosta) hasta la conquista longobarda (643), tras ella su producción disminuiría notablemente en beneficio de la de los Alpes Centrales. Las características morfológicas y compositivas de la pieza encontrada en can Talaies parecen responder a una producción más bien piamontesa, lo cual podría dotarnos de una datación tpq 643 dC. La tipología parece similar al tipo 6 publicado por Malaguti y Zane (1999, 108, Tav. I, 1). Es bastante probable que llegara a Ibiza mediante la red comercial Ródano-Tirreno, ya fuera vía Cerdeña o Sicilia.
Fig. 15. La pietra ollare (Dibujo: Jonathan Castro).
2.3. Can Servent
Yacimiento situado a unos 174 m al NE de Can Pere Arabí. Sus coordenadas UTM eran: x = 361.170 / y = 4.305.690. Contaba, para la fase cronológica estudiada en este análisis, con un único estrato, que correspondía a la utilización como vertedero de un pozo (UE-21). El pozo era una perforación simple sobre el sustrato geológico y no conservaba elementos estructurales del brocal (fig. 16). En la parte del borde presentaba una planta trapezoidal, con una anchura máxima de 3 m y mínima de 2,25 m. Los fósiles directores fueron únicamente dos jarros: formas RE-0314b y RE-0310 (fig. 17).
Fig. 16. Fotografía del pozo UE-19.
Fig. 17. Fragmento de cuello y asa de jarro RE-0314b (imitación de la forma Keay 79).
3. Conclusiones
El corolario que se extrae de todo el relato se agrupará en dos grandes bloques. El primero, las exportaciones ebusitanas: tiene el objetivo de demostrar la vigencia de las redes comerciales a finales del siglo VII. El segundo busca reabrir el debate historiográfico.
3.1. Exportaciones
En Valencia fueron encontrados jarros Keay 79 ebusitanos (= RE-0314b) en:
a) La zona episcopal. Un individuo en el relleno de amortización de un pozo de finales del s. VI o inicios del VII (Pascual et al. 2003, 75-76).
b) El circo Romano. Afloraron en los niveles Circo 1 (segunda mitad del siglo VI) y 3 (medios s. VII).
c) Yacimiento de Salvador-Viciana. Conjunto de silos en el norte de la ciudad (Calvo et al., 1998). Cronología: finales del s. VI e inicios del VII.
d) Necrópolis de Alcàsser. En un contexto de finales del VI e inicios del VII.
En Cullera:
Aquí las ánforas RE-0103 se concentran sólo en un lugar: el Monasterio de Punta d'Illa. A. Ribera y M. Rosselló (2012, 389) textualmente dicen: "Destacan las abundantes ánforas ebusitanas ...", y siguen "... cuya distribución, además de las Baleares, hasta la fecha parece que afecta únicamente al SE hispano (Valencia, Cartagena, Málaga) ". También aparecieron ejemplares de la Keay 79 (= RE-0314b) y de la Keay 72 (= RE-0206c). La cronología propuesta es también de finales del VI e inicios del VII dC.
En Mallorca:
En Son Peretó en su sector Oeste se encontró un abanico cerámico, por lo que se refiere a las importaciones ebusitanas, muy parecido al apuntado por Joan Ramon para finales del siglo VII (Ramon 2008). Los excavadores (Riera et al. 2012), a niveles que datan ya de finales del VII, e incluso ya entrado el VIII, encontraron: "... ánfora "ebusitana" RE-0103; jarras/amforitas globulares presumiblemente "ebusitanas" RE-0206= Keay 72 ... "(íbid.: 149).
Hemos podido comprobar también, gracias al Dr. M. A. Cau Ontiveros, la presencia de estas mismas formas ebusitanas (RE-0103, RE-0206 y RE-0314b) en la fortificación de los ss. VII y VIII del foro de Pollentia (Alcudia).
En Cartagena:
En el mercado construido sobre el teatro romano se encontraron ánforas RE-0103 (Vizcaíno Sánchez 2007, 612), aunque equivocadamente se les otorgó un carácter residual en los niveles del siglo VII, porque en un principio se habían asociado a la producción norteafricana Keay 32. También había producciones polilineals: tipos vasculares abiertos RE-0902, RE-0901b o RE-0817; jarras RE-0206 o RE-0207 (Ramallo et al. 1996, 154) y jarros correspondientes al tipo RE-0314b (Murcia y Guillermo 2003, 176-178).
Nosotros disentimos de algunas propuestas cronológicas (especialmente para Valencia y Cartagena), dado que Joan Ramon otorga a estos abanicos cerámicos una datación de finales del siglo VII dC.
3.2. Una revisión del estado de la cuestión
La primera pregunta que hay que plantearse es: ¿por qué se ha de suponer que Ibiza permaneció apartada de la suerte que habían tenido las otras regiones de la provincia bizantina de Spaniae después del 625? Incluso, aunque así hubiera sido, I. Macabich no descarta un periodo visigótico (Macabich, 1965: 37, n. Nº34; vide supra, 1), con unos argumentos igual de sólidos o débiles que los expuestos por la historiografía subsiguiente. Si los bizantinos enviaron un ataque desde las costas del norte de África (vide supra, 1), seguramente ya impelidos por la presión que empezaba a suponer el avance islámico, que nos debe hacer pensar que Ibiza estaba a su lado? No es más lógico pensar que hubiera permanecido neutral o incluso aliada con Dianium, Ilici, o Carthago Spartaria, que hasta hacía bien poco habían sido sus aliadas y con las que se seguía manteniendo notables relaciones comerciales (vide supra, 3.1)? Estas son preguntas que no debemos dejar de plantearnos. El mismo Joan Ramon (1986, 38) define de la siguiente manera la época bizantina: "... la época romano-bizantina en todo el Mediterráneo (...) está definida, desde un punto de vista espiritual por la ascensión hasta el predominio total, tanto popular como oficial, del cristianismo (ndr. niceno se supone)". ¿Alguien puede negar que después de la caída del reino vándalo, en el 535, y la conversión al catolicismo de Recaredo, en el 589, casi todo el Mediterráneo occidental podría entrar dentro de esta definición? Una vez salimos de este encorsetamiento, ¿es posible descartar taxativamente otro ascendente político al bizantino después del 625?
Quizás a la historiografía le ha faltado mantener las reservas que plantea extender como sentencias apodícticas lo que sólo son hipótesis (hermenéuticas muchas veces sostenidas sin datos materiales y sobre presunciones personales). Por ejemplo, un artículo del Dr. Amengual i Batle (2005) tiene un planteamiento epistemológico que nosotros creemos erróneo. Analizamos su título: "Vbi pars Graecorum est: medio milenio de historia relegada de las Baleares y de las Pitiusas". El texto completo al que hace referencia el título es el siguiente (Amengual 2005, 88): "Minorica et Maiorica insulae iuxta Hispaniam ubi pars Graecorum est". Proviene del Glosario del monasterio de Ripoll (ss. X-XI), y citaremos ahora al propio Amengual (2005, 88): "... Evidentemente, habia tenido (ndr. el monje) un texto arcaico y lo simplificó diciendo que Mallorca y Menorca están cerca de la Hispania, no en cualquier región, sino en la zona dominada por los bizantinos ". El artículo quiere demostrar que las Pitiusas fueron, al igual que las Baleares, bizantinas desde la caída de Carthago Spartaria (c. 625) hasta la conquista islámica (c. 903): pues, a nuestro modesto entender, creemos que el documento está lejos de corroborarlo. ¿Fundamentado sobre textos anacrónicos recopilados por un monje? ¿Sin cronología precisa? Del texto también podríamos concluir lo siguiente: "Las islas de Menorca y Mallorca cerca de Hispania, pero no de cualquier parte de Hispania, sino cerca de aquella ocupada por los bizantinos". Entonces, este texto nos situaría cronológicamente con anterioridad al 625. Imaginemos por un instante que el monje de Ripoll tiene en mente la siguiente imagen (vide infra fig. 18): una interpretación del archipiélago y la costa del Levante peninsular en base al geógrafo Claudio Ptolomeo (s. II dC), donde, efectivamente, tanto las Baleares como las Pitiusas aparecen a la altura de la parte de la Península bajo dominio bizantino.
Fig. 18. Mapa extraído de A. Tovar (1989).
Por otra parte (y quizás más relevante), nos parece un oxímoron mencionar las Pitiusas en un documento donde no aparecen por ninguna parte. Porque lo fácil es asociar las Pitiusas con las Baleares, lo que entra en contradicción, por ejemplo, con Paulus Orosius (383-420), "... Insulae Baleares duae sunt, maior et minor, quibus insunt bina oppida; maior Tarraconam Hispaniae ciuitatem, minor Barcilonam septentrionem uersus contra se habent; maiori subiacet insula Ebusus." (Oros. 1.2.104).
Anteriormente creemos que también Félix Retamero (1995: 24) cayó en este error: "El hecho de que Yabisa no aparezca mencionada en las referencias a estos pactos (ndr. con los musulmanes en el 706) no significa, en mi opinión, que quedara excluida. Los hallazgos de fulûs (ndr. monedas islámicas del siglo VIII) en Sa Coma y la pieza de al-Hakam I permiten sostener que la vinculación de esta isla con el poder político andalusí no fue sustancialmente diferente (¿por qué además debería serlo?) a la de Mallorca y Menorca (Rosselló, 1985: 12-13) ". Modestamente nos parece oportuno realizar sobre estos hallazgos, las siguientes preguntas: a) sin contexto estratigráfico, ¿cómo puede asegurarse que su deposición fue coetánea a la acuñación?; y b) ¿por qué una moneda debe comportar una dependencia o vinculación política si no es de una ceca local? ¿Lo hacen los soldius encontrados en Escandinavia? Ciertamente no. Estos fulûs no deberían reportar ninguna conclusión y son un débil argumento para construir cualquier discurso casuístico ulterior.
Con los datos actuales sólo podemos afirmar con contundencia la necesidad de continuar con la investigación. Es perentorio negar rotundamente un despoblamiento severo de las Pitiusas a inicios del VIII, porque es una hipótesis peligrosamente conformista. También exponemos que es posible cuestionar un dominio musulmán en esta centuria. Aquí hemos intentado apuntar otras vías a las habituales para demostrar que cuentan, al menos en cuanto a las Pitiusas, con las mismas posibilidades de verosimilitud hasta que no se demuestre fehacientemente lo contrario.
4. Bibliografía
- AMENGUAL, J. 2005: "Vbi pars graecorum est: medio milenio de historia relegada de las Baleares y Pitiusas". 90 PYRENAE, núm. 36, vol. 2.
- CALVO M.; MARÍN, C.;
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